miércoles, 16 de agosto de 2017

Un error es tanto más peligroso, cuanto más cantidad de verdad contenga.

Vista la cantidad de cristianos(laicos, sacerdotes…), que sin saberlo son discípulos de Karl Rahner les voy a dedicar esta entrada.
Nos centraremos principalmente en su teoría del cristiano anónimo.
Mucho de lo que ha sido enseñado por él ha llevado a la aberración. Una teología que se conforma según las “necesidades” del hombre moderno, que justifica todo y encuentra disculpas para todo. 
A continuación enumeramos algunas de sus más peligrosas afirmaciones:En teología fundamental: La teología como tal queda reducida a una antropología. Cada hombre tiene su propia verdad. Con ello se acaba, entre otras cosas, con el Magisterio de la Iglesia y se relativizan los dogmas. 
En cristología: Cristo ya no es el único mediador entre Dios y los hombres, pues hay muchos otros modos de alcanzar a Dios sin necesidad de acudir a Cristo. Es por ello que Cristo deja de ser “El Salvador”. Los milagros caen en el entredicho. Según el mismo Rahner dice: la resurrección de Cristo ha de ser entendida como la vivencia de la fe transmitida por sus apóstoles. Todo ello acaba por destruir la figura de Cristo tal como siempre la entendió y predicó la Iglesia. 
En eclesiología: Rahner es el principal promotor del pluralismo doctrinal dentro de la Iglesia; ha propagado un ecumenismo hasta el extremo. Todo hombre ya está salvado, incluso el ateo. Todas las confesiones tienen el mismo valor a la hora de alcanzar la salvación, Con ello se le da la puntilla a la Iglesia católica como la única verdadera y a la labor misionera de la Iglesia.
En teología de la gracia y teología sacramental: Los sacramentos, como medios instituidos por Jesucristo para darnos la gracia ya no son exclusivos, pues la gracia se puede alcanzar de muchos otros modos, incluso aunque uno esté de espaldas a Cristo. Con todo ello, se pierde el significado de la gracia y el valor de los sacramentos. Las derivaciones de esto las estamos viendo hoy día en la fe y en la práctica del pueblo cristiano e incluso en las opiniones manifestadas por gran número de miembros de la jerarquía sobre la posibilidad, por ejemplo, de recibir la Eucaristía viviendo en adulterio. 
En escatología y teología moral: El pecado pierde su sentido de ofensa a Dios y se convierte más bien en una ofensa al hombre. Es por ello que el pecado no merece el castigo de Dios, ni te quita la gracia. Dios es misericordioso, nunca podrá castigar a nadie con las penas eternas del infierno. Es más, el infierno, en el supuesto de que existiera estaría vacío. Lo cual ha llevado a que se pierda el sentido del pecado, y como consecuencia, también el de virtud. 
En liturgia: Su teología marcadamente antropocéntrica han sido la causa de la decadencia de la práctica religiosa ya que el hombre no ha de mirar a Dios sino a sí mismo. La Santa Misa deja de ser la actualización del sacrificio de Jesucristo en la cruz para transformarse en un momento de encuentro fraternal.
Es realmente asombrosa la similitud de toda esta desviación con declaraciones que oímos todos los días desde las altas jerarquías de la Iglesia y por contagio en los fieles corrientes. 
Sólo unos ejemplos:¿Quién no ha oído a los sacerdotes de cualquier parroquia hablar de la misa como encuentro con los hermanos en lugar de acto de adoración a Dios?
¿Quién no ha oído decir,  que la Iglesia no condena para siempre?
¿Quién no ha oído en alguna homilía intentar explicar el milagro de los panes y los peces como un acto de fraternidad y generosidad y que por eso llegó para todos, omitiendo la palabra milagro?
¿ Quién no ha oído hablar de que hay muchas personas buenas, incluso mejores que las que van a misa todos los días y que aunque vivan como vivan como son muy “buenas personas” directamente las mandamos al cielo?
¿ Quién no ha estado en un funeral en el que al difunto directamente lo manda el sacerdote al cielo?
¿ Quién no ha oído decir que todos, cristianos y no cristianos somos todos hijos de Dios?
¿ Quien no ha oído decir que Dios NO castiga?
Todo esto es influencia de la teología herética de este “famoso” teólogo del postconcilio .
Si no conocemos nuestra fe, si la verdad se envuelve en matices de error, si no valoramos nuestra fe, como el mayor don que se nos ha dado, nunca distinguiremos la voz del Buen Pastor .

El Oriente en llamas

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