viernes, 13 de enero de 2017

Preparando las estampitas...o Lutero contra sí mismo (IV)

por Mª Virginia Olivera de Gristelli

- Sobre los campesinos (en el libelo “Contra las cuadrillas homicidas y ladronas de campesinos” 1525) Sus consejos sobre ellos fueron literalmente seguidos.
Las peleas se transformaron más en masacres que en batallas y los pobres campesinos fueron asesinados como animales en el campo:

-"Contra los asesinos y ladrones campesinos, en esto mojo mi pluma en sangre".

-“ Llamo a los príncipes a matar a los ofensivos campesinos como perros rabiosos, a apuñalarlos, a estrangularlos y destruirlos como mejor puedan y así recibirán los príncipes la promesa del cielo.”

-“Lo que entonces escribí lo vuelvo a escribir ahora: que nadie tenga misericordia de los campesinos contumaces, obstinados y obcecados, que no se dejan decir nada; el que pueda, y como pueda, que les pegue, los hiera, los degüelle, los muela a palos como a perros rabiosos, […] con el fin de conservar la paz y la seguridad. […] El burro pide palos y el pueblo quiere que se le gobierne con fuerza; esto lo sabía muy bien Dios y, por eso, puso en manos de la autoridad no la cola de zorro, sino una espada”.

-“Los campesinos roban, saquean, condúcense como verdaderos perros rabiosos. Por tanto estranguladlos, atravesadlos, secreta o públicamente, donde quiera y como quiera, como se da fin a un hidrófobo.”

- “Yo, Martín Lutero, en la insurrección de los campesinos he matado, puesto que he dado orden de matar; caiga sobre mí toda su sangre, pero todo ello a Dios Nuestro Señor que me ha ordenado hablar como lo he hecho.”

Por los frutos se conoce el árbol…

Si a la Palabra de Dios nos atenemos, y no queremos atender a los 500 años de impugnaciones de que la Reforma ha sido objeto por parte de la Tradición y el Magisterio, recordemos el “por sus frutos los conoceréis” (Mt.7,16).  Si queremos saber cuáles han sido los frutos de la prédica y doctrina de Lutero, apuntamos aquí sólo los que han sido reconocidos por él mismo, en vida:

-"Después de predicar nuestra doctrina, los hombres se entregaron al robo, a la crápula, a la impostura, a la embriaguez, y a toda clase de vicios".

-“Los pueblos se portan tan escandalosamente con el Evangelio, que cuanto más se les predica más perversos se vuelven.”

-“Cuanto más progresa esta doctrina, más malo se pone el mundo; tal es la obra y el trabajo de este demonio. Es evidente que el pueblo es ahora más avaro, más cruel, más impúdico, más desvergonzado y más perverso que cuando estaba sometido al papismo (…) El adulterio, la fornicación y el incesto no conocen límites.”

-“Le asusta a uno ver cómo donde en un tiempo todo era tranquilidad e imperaba la paz, ahora hay dondequiera sectas y facciones: una abominación que inspira lástima… Me veo obligado a confesarlo: mi doctrina ha producido muchos escándalos. Sí; no lo puedo negar; estas cosas frecuentemente me aterran, sobre todo cuando mi conciencia me recuerda que hemos destruido el presente estado de la Iglesia, tan tranquila y tan apacible cuando estaba bajo el papado…” (…). ¿Cuántos maestros distintos surgirán en el siglo próximo? La confusión llegará al colmo”.

-”Después de predicar nuestra doctrina, los hombres se entregaron al robo, a la crápula, a la impostura, a la embriaguez, y a toda clase de vicios“.

……………………

Ahora bien, otro problema a tener en cuenta es que hay muchos que, contra lo que sostiene la Iglesia, creen en la docilidad absoluta, sin el menor comentario ni uso de razón a todas las enseñanzas de todos los pastores de la Iglesia, sea sobre la materia que fuese y sin cotejar con la Tradición y Magisterio precedente. Asimismo, se alzan éstos contra la razón, la evidencia de los hechos y de la historia objetiva, y es paradójico que quienes esgrimen el “oscurantismo eclesial” cuando se trata de defender a Galileo, no se detienen a ver si hoy estamos asistiendo a graves inexactitudes en materia histórica. Y esto es de una gravedad inaudita, porque una cosa es la suspensión del juicio… y otra muy diferente es la pérdida del juicio.

Resulta entonces que para ellos, recordar con juicio crítico (mostrando crudamente la verdad de sus dichos y hechos) la memoria de Lutero, sería equivalente a atacar al Papa. ¿Pero es que acaso estamos todos locos? ¿O será que verdaderamente, como ofrenda al monje alemán, deberemos abominar de la razón, renunciando al principio de no contradicción? Porque veamos: 1=1, y un niño se ríe si le preguntamos capciosamente “¿De qué color es el caballo blanco de San Martín?” Y creería que seguimos jugando, si quisiéramos convencerlo de que es negro…

Pero este absurdo de identificar la oposición a Lutero con la de Francisco, a raíz de los últimos “acercamientos extremos” ecuménicos, es el que sella más de una voz sacerdotal y episcopal que miles de católicos esperamos ansiosamente escuchar. Pues entonces, si no nos quieren oír a nosotros, simples fieles, trataremos de que al menos el propio Lutero sea nuestro portavoz, así como a veces los mismos demonios han debido dar testimonio de la verdad:

“Quienquiera estime su doctrina, fe, y confesión como recta y verdadera, no puede permanecer en el mismo establo con el error o adherir a la falsa doctrina… Un maestro que permanece mudo cuando se enseña el error, y no obstante pretende ser un maestro de la verdad, es peor que un fanático descarado y con su hipocresía hace más daño que un hereje… éstos no quieren ofender a nadie, o decir una palabra en favor de Cristo, o combatir al diablo y al mundo.”

Por eso no nos decidíamos sobre el título del post, pues la segunda parte de él es lo que habría que resaltar: no somos nosotros sino el propio Lutero quien no resiste la rehabilitación de su memoria por parte de la Iglesia. Hace un tiempo, hablando de la posibilidad de su levantamiento de su excomunión, el Card. Koch señalaba que el pontífice no tiene las llaves para cambiar la eternidad…

A esto se refería también lo que el Card. Joseph Ratzinger señalaba antes de ser electo Papa:

“Hay que tener en cuenta no sólo que existen anatemas por parte católica contra la doctrina de Lutero, sino que existen también descalificaciones muy explícitas contra el catolicismo por parte del reformador y sus compañeros; reprobaciones que culminan en la frase de Lutero de que hemos quedado divididos para la eternidad. Es éste el momento de referirnos a esas palabras llenas de rabia pronunciadas por Lutero respecto al Concilio de Trento, en las que quedó finalmente claro su rechazo de la Iglesia Católica: ‘Habría que hacer prisionero al Papa, a los cardenales y a toda esa canalla que lo idolatra y santifica; arrastrarlos por blasfemos y luego arrancarles la lengua de cuajo y colgarlos a todos en fila en la horca…Entonces se les podría permitir que celebraran el concilio o lo que quisieran desde la horca, o en el infierno con los diablos’.” (Card. J.Ratzinger: Iglesia, Ecumenismo y Política. Nuevos ensayos de eclesiología, BAC, Madrid, 1987, p.120).

 En efecto, el mismo Lutero ha dicho que no quiere reconciliarse jamás, y dejó claramente expresado su deseo,

“Desprecio tanto el furor como el favor de Roma. No quiero reconciliarme ni estar en comunión con ellos por toda la eternidad. Condenen y quemen mis libros; yo quemaré y condenaré públicamente, mientras tenga fuego en la mano, todo el derecho pontificio, esa ciénaga de herejías..”

¿Lo querrán forzar a retractarse hoy Nuestras Ecuménicas Eminencias, contra su propia voluntad? ¿No sería eso como “hacer proselitismo” con los muertos, tentando a Dios…?

Ya no es ni siquiera cuestión de fe, insistimos, sino de sentido común, al que por amor de Dios y de la Verdad, no podemos ni estamos dispuestos a retroceder en la denuncia.

¡María, Santísima,  Reina y Señora del Universo, Tú que sola venciste a todas las herejías,

protege a tu Iglesia!

Blog: Caritas in Veritate (8/1/17)



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